Por Juan Spognardi
Si vas a sostener mi corazón en tus manos, por favor pará. En serio, necesito que pares. Necesito que pares ahora mismo y que lo destruyas, lo acuchilles, y lo dejes tirado en el piso muriendo rendido porque aprendió a atenuar sus latidos y a callarse de a poco, de tanto gritar sin ser escuchado y derramando la sangre que corría por vos, quizás sin saberlo realmente.
Si vas a sostener mi corazón en tus manos, sólo te pido éso. Que lo hagas mierda contra la pared, y se estrelle fragmentándose en mil pedazos. Porque hoy me desperté y queriendo no pensar en todo esto se me pasó otro día. Otro día sin disfrutar, sin registro, sin sonreír porque no hay nadie que sienta lo que vos sentías por mi sonrisa. Otro día sin vivir, otro día sin morir, en un limbo que tiene sabor a nada, que es peor que nada.
Sólo te pido eso, que termines de una vez con este juego, porque para mí no es divertido. Si vas a sostener mi corazón en tus manos, sólo te pido que me hagas el favor de subirte a algún departamento con balcón y simplemente dejarlo caer de un décimo piso, para terminar con ésto. Y sé que va a doler, pero es mejor romperse contra el fondo que vivir toda la vida dirigiéndose a un precipicio.